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Si llegaste a este artículo es porque quieres escribir un libro, pero no sabes por dónde comenzar. Te llenas de dudas a la hora de escribir y probablemente consideras que es una tarea imposible para ti. No te preocupes, aquí te brindamos cuatro consejos imprescindibles para la escritura de ensayos, biografías, libros de historia o cualquier tipo de libro de no ficción. Estos consejos te van a ayudar a mejorar la calidad de tu escrito y a organizar tus ideas.
Este primer consejo parece evidente, pero no necesariamente lo es. Puede suceder que tengas el deseo de escribir sobre un tema en específico, sentarte a hacerlo y al final te das cuenta de que el texto es una miscelánea de pensamientos inconexos entre sí. O que tu manuscrito es explicativo, pero transmite la sensación de que no llega a nada. Todo esto se da porque no has definido cuál es esa idea principal que quieres expresar. Por esto, es imprescindible que te preguntes qué es lo que quieres decir con tu escrito, cuál es la conclusión a la que quieres llegar, cuál es la tesis que quieres defender. Cuánto antes identifiques la respuesta, mejor.
La ventaja de saber la intención de tu libro desde, preferiblemente, el inicio del proceso es que te permite ser más estratégico a la hora de escribir y organizar tu libro. Con una idea central definida te será mucho más fácil identificar las ideas o temas secundarios que pueden acompañar esa idea central.
Ahora, hay personas que necesitan primero escribir y soltar su imaginación para descubrir la intención de su libro. Si este es tu caso, está perfecto. Cada quien tiene sus necesidades en este oficio. Lo importante es que no dejes de lado este asunto, ya que mientras más te demores en identificar ese pensamiento central, el trabajo de edición será más complejo.
Ten en cuenta que en el caso de los ensayos es fundamental que la tesis principal esté acompañada de argumentos que la sustenten. Con este tipo de escrito no basta con anunciar, es necesario brindar argumentos que muestren el porqué de tu tesis.
Existe la idea de que escribir un libro es un proceso de inspiración, en el que las palabras sencillamente fluyen; pero no hay nada más alejado de la realidad que esta imagen. Sí es cierto que la inspiración y la creatividad juegan un papel importante en el proceso, pero la organización también es fundamental.
De hecho, muchos escritores de novela dividen sus libros en escenas para así saber la relación que existe entre cada una de ellas y así definir cuál es el orden de escenas que favorece su historia. Incluso, en los textos fragmentarios, como puede ser una autobiografía, el autor o la autora planifica la secuencia de fragmentos que le brinde coherencia al libro.
Planificar tu libro no tiene que ser un ejercicio ni muy elaborado ni muy tedioso. Basta con sentarte y pensar cuál orden de ideas puede ayudarte a mostrar de manera clara la intención del libro. Este ejercicio es muy fructífero porque te da un marco general de tu manuscrito en el que puedes identificar el hilo conductor, la conexión de ideas e, incluso, te ayuda a jerarquizar los temas. De esta manera, vas a cuidar la coherencia interna del escrito y encontrarás una estructura acertada para el propósito del libro.
¡No llenes tu texto de información innecesaria! Antes de agregar algún dato nuevo, pregúntate si esa información añadirá algo valioso al libro o si es totalmente irrelevante.
Este hábito de desviarnos del tema principal lo traemos del lenguaje hablado, en el que las conversaciones casuales fluyen sin ninguna estructura específica y las digresiones son parte de su fluidez. Pero si en tu libro hablas sobre los momentos reveladores de tu vida, posiblemente a tu lector o lectora no le va a interesar las reflexiones de tu vecina al enterarse de que superaste esa grave y transformadora enfermedad.
La digresión puede aburrir a tu lector o lectora e, incluso, confundirlo al no ver la conexión entre las ideas. Por lo que mantener el foco en el tema principal y solo desviarte cuando la situación lo requiera son imprescindibles para crear una buena narrativa. Para evitar caer en este error es importante diferenciar entre lo que es importante para ti de lo que es importante para el lector o lectora. Al tener claridad en este límite evitarás agregar información irrelevante.
Muchos escritores noveles subestiman la influencia que tiene la ortografía en sus textos. Posiblemente consideran que no hay mucha diferencia entre colocar una coma o un punto, por lo que descuidan este campo. Sin embargo, al tomar esta actitud se ignoran todos los matices que podemos crear al colocar la ortografía de nuestro lado. Fíjate en estos ejemplos:
La miré intensamente, me acerqué, coloqué mi mano en su cadera y la besé.
La miré intensamente. Me acerqué. Coloqué mi mano en su cadera. La besé.
En el primer ejemplo, las comas nos ayudan a crear una narración más fluida; mientras que en el segundo, los puntos dan una sensación de pausa entre las acciones, muestran una escena más lenta que el primer ejemplo. Entonces, como pudiste observar, la ortografía nos ayuda a crear ritmo y tono en nuestro escrito. Mientras la coma nos ayuda a la fluidez en la narración, el punto crea lentitud y suspense.
Además de esto, una mala ortografía puede causar molestias en tus lectores. Comas innecesarias o mal colocadas, palabras mal escritas, todo esto saca al lector o lectora de su flujo de lectura y afecta de manera negativa su experiencia con tu libro.
Como lo ves, la escritura de cualquier tipo de libro —tanto de ficción como de no ficción— requiere de un trabajo que va más allá que dejar fluir las palabras. Requiere constancia, toma de decisiones y mucha organización. Sabemos que todo esto suena abrumador: son muchos aspectos los que hay que tener en cuenta. Nuestro consejo es que antes de sentarte a escribir, hazte preguntas relacionadas con todos los aspectos del libro: ¿qué ritmo quiero para mi escrito?, ¿me conviene un tono sarcástico o cordial?, ¿cuál es mi intención?, y muchas otras preguntas. No tienes que responderlas todas al inicio de la creación. Puedes tomarte tu tiempo para definir todos esos aspectos. Pero ten en cuenta que mientras más avances en tu libro y mientras más te demores en responder esas preguntas, más complejo será el proceso de edición.
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